Uno de los estigmas más difundidos por
la Leyenda Negra es aquel que afirma que tanto el oro como la plata que se
extrajo en América durante la época imperial fue enviado íntegramente a la
península ibérica. Sin embargo semejante falacia es fácil de desenmascarar
debido a que ambos metales estaban sujetos a una tributación conocida como el
Quinto Real.
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Galeón español "El Callao" (grabado de Alberto Durero) Fue uno de los primeros barcos de la Flota de Indias |
El Quinto Real fue un impuesto
establecido en 1504 que se aplicaba a los metales preciosos y otros productos
de valor que proviniesen de América. En el caso concreto del oro y la plata
significaba que el 20% de la extracción minera debía ser enviada a Europa. Este
envío comenzó a ser planificado apenas dos décadas después como respuesta a los
ataques sufridos por los piratas (especialmente británicos). Así es como surgió
la Flota de Indias, un convoy conformado por galeones armados para transportar
el Quinto Real. Esta flota realizaba su ruta de forma anual y obtuvo gran éxito
pues fue capaz de repeler la inmensa mayoría de los ataques piratas durante
casi tres siglos. En el año 1723 este impuesto fue reducido al 10% dentro del
contexto de reformas que habían iniciado los borbones tras convertirse en la
nueva casa reinante del Imperio Español. Esta iniciativa buscaba fomentar la
economía generada por la producción minera de América. La tasa impositiva fue
reduciéndose hasta un 5% a comienzos del siglo XIX.
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Primera imagen del Cerro Rico del Potosí dibujada por Pedro Cieza de León en 1553. En el Cerro Rico se hallaban las minas de plata más importantes del Imperio Español |
Resulta obvio que la mayoría del oro y
la plata extraída en América se quedaba en dicho continente puesto que la
mayoría del territorio y población del Imperio Español se encontraba en
América. El Imperio Español tenía que sufragar los enormes gastos generados por
la prolífera construcción de infraestructuras en el Nuevo Mundo (además de su
posterior mantenimiento y mejora). A lo largo de los años se confeccionó una
red urbana para dotar a los virreinatos de una estructura gubernamental que
permitiera asentar la civilización en un continente que mayoritariamente se
encontraba todavía en la prehistoria. La fundación de nuevas ciudades fue una
constante del Imperio Español pues América carecía prácticamente de cualquier
infraestructura indispensable en la Edad Moderna como hospitales, puertos,
universidades, puentes, carreteras, bibliotecas, acueductos y un largo
etcétera.
En conclusión la producción minera de
oro y plata americano del Imperio Español revirtió en su mayoría en el Nuevo
Mundo. La prueba de ello se puede observar actualmente en cualquiera de los
miles de municipios fundados a lo largo de toda América durante la época
imperial. Antes de despedirme, os invito como siempre a suscribiros al blog y
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¡Hasta la próxima!